viernes, 27 de noviembre de 2015

UN HERVOR



         UN HERVOR

         Cansado, hastiado ya hasta las heces, de tanto drama y masacre televisiva francesa, de tanta guerra criminal y matanzas en la Arabia, patrocinadas por señoritos asesinos del gran capital, buscadores del petróleo y dueños de hato,  me he puesto el vídeo de Sabrina “Boys, Boys, Boys” (Amor de Verano), que tanto dio que hablar por lo buena que está, y por la teta que le brincaba,  que hizo pajearse a jóvenes y mayores, y que iluminó los festivales de música “Tinto Rock de Verano”, la canción de Los del Río “Dale a tu cuerpo alegría Macarena, y el “Perrea Perrea- Chiki Chiki”, de Chiquilicuatre; canciones que deberían cantar y bailar todos los ministros y jefes de estado, los traficantes de armas,  antes de decidir el ir a matar, o cocer en la olla del crimen la chicha de los inocentes, que es el cóncavo del vientre del animal criminal que les habita.
         Igual, debería cantarlas y bailarlas el pueblo en hervidero, con ese ruido de odio y de armas que les produce el aire mortal en su respiración al atravesar las flemas aglomeradas de dolor y pena su pecho o garganta y que ya clama el suplicio de cocer en aceite hirviendo a estos y aquellos criminales, o sus miembros mutilados, suplicando a los gobiernos que les cuelguen en las encrucijadas y otros lugares públicos.
         Estoy bien seguro de que, al disfrutar de estas canciones, y si hay “volquetes de putas”, tan deseadas por los barones del poder, mejor que mejor, se dejarían de pensar en zarandajas del crimen estos majaderos y necios, aduladores de las empresas fabricantes de armas, separando lo esencial y más precioso de la vida, que es el vivir y amar, de lo ordinario y peor de ella que es el matar, o zamarrear las presas y presos que se tienen para destrozarles como sacude el perro, lobo u otro animal semejante, maltratando a los emigrantes, a los huidos de las guerras, trayéndoles y llevándoles  violentamente de una parte a otra.
         Yo sé, eso creo, que con estas canciones, si las disfrutara el poder global, doblarían los gobiernos el Cabo de Buena Esperanza, siendo recompensados con la grandeza de una buena paja, o el título de almirante de cualquier Monte de Venus en una hermosa y bella dama, poniendo herrajes a las armas y herraduras a las bestias del crimen; que estas canciones, canciones hervorosas poseídas de amor ardoroso, dan fogosidad, inquietud y viveza juveniles, ahuyentando los malos pensamientos de matar y hacer el mal. Que el Mundo es una Herejía del Amor por culpa de los Señores de la Guerra.
         Boys, boys boys…..,
         Dale a tu cuerpo alegría Macarena…..,
         Perrea Perrea, Chiki-Chiki….

-Daniel de Cullá

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