lunes, 2 de noviembre de 2015

PERSEGUIDORES Y PERSEGUIDOS

Opinión
Coral Bravo
Retazos
Perseguidores y perseguidos
Nada mejor para confundir las conciencias y vender bien la imagen propia que hacerse la víctima cuando se es el verdugo
Nada mejor para confundir las conciencias y vender bien la imagen propia que hacerse la víctima cuando se es el verdugo. El victimismo es un tipo de manipulación emocional e intelectual que pretende atraer hacia sí la simpatía y el beneplácito de los otros. Suele ser expiatorio, es decir, suele perseguir cargar a otros con la responsabilidad del daño que se causa; es el falso victimismo. Los ingleses se refieren a él con la expresión coloquial “cristal jaw” (mandíbula de cristal), haciendo referencia a esa hipócrita y desproporcionada susceptibilidad del que se siente atacado ante la menor censura, y no admite para sus verdaderas víctimas los mismos beneficios y concesiones que reclama para sí. Conviene ser consciente de ello para evitar ser víctimas de manipulaciones que, consciente o inconscientemente, suelen aparecer en nuestro horizonte, tanto personal como social o colectivo.
Hace pocos días el obispo de Santander denunciaba públicamente algo que nos deja alucinados a los pobres mortales que no tenemos fe religiosa, ni esperamos resucitar de entre los muertos para pasarnos la eternidad dándonos de codazos con tantos trillones de supuestos resucitados que, por pura lógica, no tendrán espacio para estar sentados a la diestra, ni a la siniestra, de nadie (aunque, como dijo el genial Diego Rivera, la fe sea patrimonio exclusivo de los idiotas). Decía el obispo que la Iglesia católica está siendo ahora perseguida por todo el mundo.
Se me ocurren tantos argumentos para rebatir tal afirmación que podría, quizás, rellenar veintiséis tesis doctorales al respecto, aunque no ha lugar, e intentaré sintetizar en pocas palabras lo que es prácticamente imposible sintetizar; por la sencilla razón de que ponernos a enumerar las miles de persecuciones que ha llevado a cabo la Iglesia católica durante veinte siglos es labor que no tendría fin. Como es el caso del alemán Karleinz Deshner, quien ha dedicado toda su vida a su obra Historia criminal del cristianismo, y ha muerto sin poderla acabar. Se quedó en el siglo XVIII, en el tomo diez.
Pero recordemos sólo algunas de ellas, como la expansión del cristianismo a partir del siglo III por Europa, arrasando culturas, quemando pueblos y aldeas, y matando a los que no se adherían al ideario cristiano. Recordemos la quema de la Biblioteca de Alejandría en el siglo IV (mil años de conocimiento fueron arrasados por el fuego), y la muerte de la última mujer sabia de la Antigüedad, Hipatia, quien, por no querer ser bautizada para convertirse en cristiana y por defender la tolerancia y el conocimiento, fue desollada viva por una turba de cristianos que le arrancaron la carne de sus huesos con conchas de mar, y ello por orden del obispo Cirilo de Alejandría, quien fue, como tantos otros, investido como santo; unos angelitos, ellos.
Recordemos la persecución y el exterminio de los albigenses, y el de los veinte mil habitantes de Béziers. Recordemos el Santo Oficio, la Inquisición, y el Índice de libros prohibidos. Recordemos el exterminio de las culturas indígenas de América, y las Cruzadas, y la noche de San Bartolomé. Recordemos la persecución secular de lo que llaman “herejes”, y la persecución de los judíos. Recordemos los setecientos años de persecución de las mujeres sabias o libres, “la caza de brujas”, inaugurada por el padre de la Iglesia, Agustín de Hipona, como un modo de someter el poder femenino. Recordemos a Hitler, a Pinochet, a Franco y tantos otros dictadores del siglo XX en tantas dictaduras nacionalcatólicas en Europa y Latinoamérica. Recordemos su persecución a los animales, y a los homosexuales, y a los enfermos y discapacitados, a los que durante muchos siglos sometían a torturas inimaginables argumentando que estaban poseídos.
Por situarnos en tiempos presentes, en la España actual, recordemos la persecución implacable de los obispos de la asignatura Educación para la ciudadanía, porque contenía Derechos Humano y valores democráticos, y su contundente oposición a la Ley de matrimonio homosexual, y su alianza con la derecha neoliberal, cuyo objetivo ha sido expoliar a los españoles y robarles sus derechos democráticos…; en fin, como decía, la lista sería interminable.
Laicistas, ateos, agnósticos, racionalistas, librepensadores, cientifistas no reciben un solo euro por expandir sus ideas ni sus convicciones, basadas no en supersticiones, sino en el conocimiento y la evidencia empírica. La Iglesia católica, siendo la mayor propietaria de suelo en España después del Estado, y siendo inmensamente rica, no precisamente del dinero ganado con el sudor de su frente, percibe anualmente del dinero público de todos los españoles 11.000 millones de euros, según diversas fuentes. Apoya dictaduras, se opone al progreso, frena la ciencia, difunde una moral contraria a la felicidad humana, ataca y acosa, desde sus medios de comunicación, a las fuerzas políticas democráticas y progresistas, adoctrina a los niños desde la más tierna infancia, sostiene un antropocentrismo que es el germen del desprecio a la vida animal y natural, y se alía ideológicamente con  totalitarismos en todo el mundo…. En esta tesitura, que me cuenten quiénes son los verdaderos perseguidores y quiénes son los verdaderos perseguidos. Decía Thomas Jefferson que “en todo país, en todo tiempo, en toda era, la religión ha sido hostil al progreso y a la libertad”. Y decía Ayn Rand que todo dictador es un hombre religioso, y que todo hombre religioso es un dictador en potencia. ¿La explicación? Es evidente. La superstición, la intolerancia, el fanatismo y la irracionalidad.
Coral Bravo es Doctora en Filología
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