viernes, 27 de noviembre de 2015

BEATOS, VIRGENCITAS Y OTROS ESPERPENTOS DE LA IGLESIA CATOLICA

BEATOS, VIRGENCITAS Y OTROS ESPERPENTOS DE LA IGLESIA CATÓLICA



En el año de gracia de 1531, en México, el indito Juan Diego volvía a su casa después de un día de ruda tarea, tenia 54 años, lo cual era una edad provecta para la época y para los indios que explotados por los valerosos conquistadores no vivían mucho, aquello acabo en genocidio, ya lo sabemos.
Cuando mas distraído iba se le aparece una señora vestida de sol, Juan Diego murmuró, es la Virgen, en estos tiempos modernos también habría podido identificarla con un extraterrestre, todo depende de modas y de épocas. Corrió a darle la buena nueva al obispo mas cercano que no se lo creyó de buenas a primeras, pero la cosa iba en serio y Juan Diego volvió a insistir diciendo que la aparición había salvado a su tío y como prueba se destapó el poncho mostrando una imagen gravada en el de lo que hoy se conoce como la virgen de Guadalupe, el jerarca ya no dudo mas, aquella aparición venia como anillo al dedo, donde la mujer radiante se apareció era el sitio donde hasta hacia poco existía un templo dedicado a una divinidad de los sometidos aztecas, era la señora de las serpientes y la madre de los dioses, su templo fue destruido por los invasores del país, pero allí estaba la virgen de Guadalupe para iniciar un nuevo culto de sustitución de la que fue la diosa de la tierra en el valle de Tepeyac.
Este es un milagro tipo, se necesitaba un nuevo culto y así se escribió la leyenda, no hay la menor prueba histórica de que esto que acabo de contar sucediera, se han hecho pruebas a la pintura de la imagen del poncho, es lo que se adora, y no son de origen divino y además posteriores al año en que se ubica la odisea de Juan Diego.
Esta falta de pruebas no ha impedido que se levante una enorme basílica en honor de la dudosa virgen, que el dinero llene las arcas de la Iglesia y que la devoción a la imagen se convierta en un arma de sometimiento a los deseos de la jerarquía católica y a los poderosos. Al paso de los siglos se dieron cuenta de que no habían beatificado a Juan Diego, había que hacerlo, pero el Abad Guillermo Shelemburg, que regia el santuario se opuso diciendo que no había ni siquiera pruebas de la existencia histórica del indito, nada importó, tampoco el apoyo que encontró en algunos intelectuales ávidos de verdad, el abad fue apartado de sus funciones. Juan Pablo II beatifico a aquel ser que nunca existió y nombro a la virgen de Guadalupe reina de México y Emperatriz de América, no se sabe quien le dio potestad para nombrar reinas y emperatrices que son cargos políticos y no espirituales, supongo que seria una orden de dios.
Quizás Juan Pablo II pensaba al beatificar a un ser mítico sin ninguna prueba en que él podría ser santo aun con mas derecho, él existía y aunque su vida no fuese muy recomendable con un poco de dominio de los medias, dinero repartido por aquí y por allá, silencios cómplices y otras triquiñuelas que la Iglesia tan bien sabe utilizar quedaría un santo muy presentable, ya había nombrado in peto a su sucesor, el angélico Ratzinguer, su cómplice en encubrimiento de pederastas, trafico de buenos dineros de la mafia y otros pecadillos, sobre todo entre los dos terminaron con la Teología de la Liberación y las infundadas esperanzas suscitadas por el concilio Vaticano, los pobres debían seguir siendo pobres y los ricos cuanto mas ricos mejor, así llenarían las arcas insaciables de la Iglesia, en cuanto a los humildes cuanto mas sufrieran mas temerían a dios y se arrodillarían en las iglesias para pedir perdón por sus supuestos pecados, sus hijos siempre han sido muy apreciados siendo niños por los sacerdotes, todos sabemos como se sirven de ellos..
Todo paso como lo preveía nuestro santo súbito, no se esperó mucho tiempo para organizar su canonización, preámbulo para la santificación que pronto llegará. La Iglesia se siente amenazada por nosotros los laicos, los ateos los infieles, las mujeres que no desean ser sumisas, también son un peligro, algunos pretendemos apostatar y otros no van a misa ni arrastrados, la solución es montar un espectáculo, viajes, multitudes enfebrecidas, jerarcas besando anillos, gente que llora, no se sabe si de pena o de alegría, y oro, mucho dorado, trajes cubiertos de pedrerías enormes mitras, sedas y capas cardinalicias, todos debemos admirar tanto lujo, tanta riqueza, es la prueba de que dios esta con ellos.
Una monja sufría la enfermedad de Parkinson, una noche se le ocurrió rezar a su compatriota y el milagro se produjo, un medico lo certifico e inmediatamente se empezó el rápido proceso para beatificar al encubridor de violadores de infantes, este milagrito tiene la misma credibilidad que los de la Guadalupana virgen.
Las protestas de los niños violados y sus familias no sirvieron de nada, durante 26 años nuestro beato ocultó la pedofilia de sus sacerdotes, amenazó de excomunión a los que hablaran, minimizó los hechos y recibió a Maciel que desde hacia 50 años ejercía de violador, incluso de sus hijos, era bígamo, nuestro papa lo recibió con todos los honores y lo puso como guía de la juventud, a donde los guiaba me temo que lo supiera, el dinero que Maciel proporcionaba en cantidad a Roma lo lavaba de toda culpa, y si violaba a los niños era con fines terapéuticos y bendecidos por su dios, al parecer tenia ardores de estomago y de otra cosa, los niños lo calmaban.
El espectáculo tuvo lugar en Roma, la Gran Ramera, como ya se la llamaba en tiempos bíblicos (Apocalipsis), mejor dicho en el Vaticano, estado independiente y teocrático que el fascista Mussolini entrego al papa a cambio de su apoyo para tomar el poder en Italia, recordemos que este estado nunca ha firmado la carta de los derechos humanos.
Allí se reunieron muchos de los grandes de este mundo, reyes, princesas, reinas y ministros, nosotros tuvimos el placer de ver a los supuestos herederos de la corona Española, inclinarse y besar el anillo del jefe de un estado extranjero, quizás no tan extranjero ya que la mitad del territorio del país donde esperan reinar pertenece a la Iglesia y por ende al Vaticano, verdaderamente son vasallos del Mefisto de turno.
Tampoco faltaba la representación de los amigos dictadores, Roberto Mungabe, tirano africano prohibido en Europa estuvo allí para recordar a su buen amigo, que tanto contribuyó a la mortalidad en África prohibiendo el uso de preservativos para impedir el sida.
Echamos de menos a algunos de los dictadores preferidos del beato, Videla, su hijo predilecto al que ayudo a tomar el poder que llevo a la Argentina a sufrir un genocidio del que aun no se ha repuesto, tampoco estaba Pinochet, sus fotos dándole la comunión podían figurar en la plaza de San Pedro, uno de sus cacareados viajes fue para visitarle en Chile y significarle su apoyo. Otro ausente de marca es Maciel el pedofilo amigo muy querido como ya hemos visto, no importa en el cielo que tanto se merecen entraran con él y desde allí todos juntos con Franco, criminal fascista cuyos crímenes nunca denunció, seguirán imponiéndonos su doctrina de opresión y oscurantismo. Aun esperamos que la Iglesia por boca de cualquiera de sus papas pida perdón por el genocidio que provocó en España, recemos al beato para que esto suceda, será un milagro.
Dos seres santificados, el mexicano, el polaco, creados para que la Iglesia siga afirmando su poder, con el paso de los siglos, nada cambia, la superstición y la credulidad son enormes y la educación religiosa contribuye a que las nuevas generaciones no se libren de tanta mentira.
Unas horas después de su beatificación Juan Pablo II realizo su segundo milagro, el asesinato de Bin Laden, así se proclamo entre vítores, si el nuevo beato necesita para hacer milagros la intervención de los sicarios de la CIA, temblemos esperando el tercer milagro.
MILAGROS RIERA

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