UN
HERVOR
Cansado,
hastiado ya hasta las heces, de tanto drama y masacre televisiva francesa, de
tanta guerra criminal y matanzas en la Arabia, patrocinadas por señoritos
asesinos del gran capital, buscadores del petróleo y dueños de hato, me he puesto el vídeo de Sabrina “Boys, Boys,
Boys” (Amor de Verano), que tanto dio que hablar por lo buena que está, y por
la teta que le brincaba, que hizo pajearse
a jóvenes y mayores, y que iluminó los festivales de música “Tinto Rock de
Verano”, la canción de Los del Río “Dale a tu cuerpo alegría Macarena, y el
“Perrea Perrea- Chiki Chiki”, de Chiquilicuatre; canciones que deberían cantar
y bailar todos los ministros y jefes de estado, los traficantes de armas, antes de decidir el ir a matar, o cocer en la
olla del crimen la chicha de los inocentes, que es el cóncavo del vientre del
animal criminal que les habita.
Igual,
debería cantarlas y bailarlas el pueblo en hervidero, con ese ruido de odio y
de armas que les produce el aire mortal en su respiración al atravesar las
flemas aglomeradas de dolor y pena su pecho o garganta y que ya clama el
suplicio de cocer en aceite hirviendo a estos y aquellos criminales, o sus
miembros mutilados, suplicando a los gobiernos que les cuelguen en las
encrucijadas y otros lugares públicos.
Estoy
bien seguro de que, al disfrutar de estas canciones, y si hay “volquetes de
putas”, tan deseadas por los barones del poder, mejor que mejor, se dejarían de
pensar en zarandajas del crimen estos majaderos y necios, aduladores de las
empresas fabricantes de armas, separando lo esencial y más precioso de la vida,
que es el vivir y amar, de lo ordinario y peor de ella que es el matar, o
zamarrear las presas y presos que se tienen para destrozarles como sacude el
perro, lobo u otro animal semejante, maltratando a los emigrantes, a los huidos
de las guerras, trayéndoles y llevándoles
violentamente de una parte a otra.
Yo sé,
eso creo, que con estas canciones, si las disfrutara el poder global, doblarían
los gobiernos el Cabo de Buena Esperanza, siendo recompensados con la grandeza
de una buena paja, o el título de almirante de cualquier Monte de Venus en una
hermosa y bella dama, poniendo herrajes a las armas y herraduras a las bestias
del crimen; que estas canciones, canciones hervorosas poseídas de amor
ardoroso, dan fogosidad, inquietud y viveza juveniles, ahuyentando los malos
pensamientos de matar y hacer el mal. Que el Mundo es una Herejía del Amor por
culpa de los Señores de la Guerra.
Boys,
boys boys…..,
Dale a
tu cuerpo alegría Macarena…..,
-Daniel de Cullá
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