BEATOS, VIRGENCITAS Y OTROS ESPERPENTOS DE LA IGLESIA CATÓLICA
En
el año de gracia de 1531, en México, el indito Juan Diego volvía a su
casa después de un día de ruda tarea, tenia 54 años, lo cual era una
edad provecta para la época y para los indios que explotados por los
valerosos conquistadores no vivían mucho, aquello acabo en genocidio, ya
lo sabemos.
Cuando
mas distraído iba se le aparece una señora vestida de sol, Juan Diego
murmuró, es la Virgen, en estos tiempos modernos también habría podido
identificarla con un extraterrestre, todo depende de modas y de épocas.
Corrió a darle la buena nueva al obispo mas cercano que no se lo creyó
de buenas a primeras, pero la cosa iba en serio y Juan Diego volvió a
insistir diciendo que la aparición había salvado a su tío y como prueba
se destapó el poncho mostrando una imagen gravada en el de lo que hoy se
conoce como la virgen de Guadalupe, el jerarca ya no dudo mas, aquella
aparición venia como anillo al dedo, donde la mujer radiante se apareció
era el sitio donde hasta hacia poco existía un templo dedicado a una
divinidad de los sometidos aztecas, era la señora de las serpientes y la
madre de los dioses, su templo fue destruido por los invasores del
país, pero allí estaba la virgen de Guadalupe para iniciar un nuevo
culto de sustitución de la que fue la diosa de la tierra en el valle de
Tepeyac.
Este
es un milagro tipo, se necesitaba un nuevo culto y así se escribió la
leyenda, no hay la menor prueba histórica de que esto que acabo de
contar sucediera, se han hecho pruebas a la pintura de la imagen del
poncho, es lo que se adora, y no son de origen divino y además
posteriores al año en que se ubica la odisea de Juan Diego.
Esta
falta de pruebas no ha impedido que se levante una enorme basílica en
honor de la dudosa virgen, que el dinero llene las arcas de la Iglesia y
que la devoción a la imagen se convierta en un arma de sometimiento a
los deseos de la jerarquía católica y a los poderosos. Al paso de los siglos
se dieron cuenta de que no habían beatificado a Juan Diego, había que
hacerlo, pero el Abad Guillermo Shelemburg, que regia el santuario se
opuso diciendo que no había ni siquiera pruebas de la existencia
histórica del indito, nada importó, tampoco el apoyo que encontró en
algunos intelectuales ávidos de verdad, el abad fue apartado de sus
funciones. Juan Pablo II beatifico a aquel ser que nunca existió y
nombro a la virgen de Guadalupe reina de México y Emperatriz de América,
no se sabe quien le dio potestad para nombrar reinas y emperatrices que
son cargos políticos y no espirituales, supongo que seria una orden de
dios.
Quizás Juan Pablo II pensaba al beatificar a un ser mítico sin ninguna prueba en que él podría ser santo aun con mas derecho, él existía y aunque su vida no fuese muy recomendable con un poco de dominio de los medias, dinero repartido por
aquí y por allá, silencios cómplices y otras triquiñuelas que la
Iglesia tan bien sabe utilizar quedaría un santo muy presentable, ya
había nombrado in peto a su sucesor, el angélico Ratzinguer, su cómplice
en encubrimiento de pederastas, trafico de buenos dineros de la mafia y
otros pecadillos, sobre todo entre los dos terminaron con la Teología
de la Liberación y las infundadas esperanzas suscitadas por el concilio
Vaticano, los pobres debían seguir siendo pobres y los ricos cuanto mas
ricos mejor, así llenarían las arcas insaciables de la Iglesia, en
cuanto a los humildes cuanto mas sufrieran mas temerían a dios y se
arrodillarían en las iglesias para pedir perdón por sus supuestos
pecados, sus hijos siempre han sido muy apreciados siendo niños por los
sacerdotes, todos sabemos como se sirven de ellos..
Todo
paso como lo preveía nuestro santo súbito, no se esperó mucho tiempo
para organizar su canonización, preámbulo para la santificación que
pronto llegará. La Iglesia se siente amenazada por nosotros los laicos,
los ateos los infieles, las mujeres que no desean ser sumisas, también
son un peligro, algunos pretendemos apostatar y otros no van a misa ni
arrastrados, la solución es montar un espectáculo, viajes, multitudes
enfebrecidas, jerarcas besando anillos, gente que llora, no se sabe si
de pena o de alegría, y oro, mucho dorado, trajes cubiertos de pedrerías
enormes mitras, sedas y capas cardinalicias, todos debemos admirar
tanto lujo, tanta riqueza, es la prueba de que dios esta con ellos.
Una
monja sufría la enfermedad de Parkinson, una noche se le ocurrió rezar a
su compatriota y el milagro se produjo, un medico lo certifico e
inmediatamente se empezó el rápido proceso para beatificar al encubridor
de violadores de infantes, este milagrito tiene la misma credibilidad
que los de la Guadalupana virgen.
Las
protestas de los niños violados y sus familias no sirvieron de nada,
durante 26 años nuestro beato ocultó la pedofilia de sus sacerdotes,
amenazó de excomunión a los que hablaran, minimizó los hechos y recibió a
Maciel que desde hacia 50 años ejercía de violador, incluso de sus
hijos, era bígamo, nuestro papa lo recibió con todos los honores y lo
puso como guía de la juventud, a donde los guiaba me temo que lo
supiera, el dinero que Maciel proporcionaba en cantidad a Roma lo lavaba
de toda culpa, y si violaba a los niños era con fines terapéuticos y
bendecidos por su dios, al parecer tenia ardores de estomago y de otra
cosa, los niños lo calmaban.
El
espectáculo tuvo lugar en Roma, la Gran Ramera, como ya se la llamaba
en tiempos bíblicos (Apocalipsis), mejor dicho en el Vaticano, estado
independiente y teocrático que el fascista Mussolini entrego al papa a
cambio de su apoyo para tomar el poder en Italia, recordemos que este
estado nunca ha firmado la carta de los derechos humanos.
Allí
se reunieron muchos de los grandes de este mundo, reyes, princesas,
reinas y ministros, nosotros tuvimos el placer de ver a los supuestos
herederos de la corona Española, inclinarse y besar el anillo del jefe
de un estado extranjero, quizás no tan extranjero ya que la mitad del
territorio del país donde esperan reinar pertenece a la Iglesia y por
ende al Vaticano, verdaderamente son vasallos del Mefisto de turno.
Tampoco
faltaba la representación de los amigos dictadores, Roberto Mungabe,
tirano africano prohibido en Europa estuvo allí para recordar a su buen
amigo, que tanto contribuyó a la mortalidad en África prohibiendo el uso
de preservativos para impedir el sida.
Echamos
de menos a algunos de los dictadores preferidos del beato, Videla, su
hijo predilecto al que ayudo a tomar el poder que llevo a la Argentina a
sufrir un genocidio del que aun no se ha repuesto, tampoco estaba
Pinochet, sus fotos dándole la comunión podían figurar en la plaza de
San Pedro, uno de sus cacareados viajes fue para visitarle en Chile y
significarle su apoyo. Otro ausente de marca es Maciel el pedofilo amigo
muy querido como ya hemos visto, no importa en el cielo que tanto se
merecen entraran con él y desde allí todos juntos con Franco,
criminal fascista cuyos crímenes nunca denunció, seguirán imponiéndonos
su doctrina de opresión y oscurantismo. Aun esperamos que la Iglesia
por boca de cualquiera de sus papas pida perdón por el genocidio que
provocó en España, recemos al beato para que esto suceda, será un
milagro.
Dos
seres santificados, el mexicano, el polaco, creados para que la Iglesia
siga afirmando su poder, con el paso de los siglos, nada cambia, la
superstición y la credulidad son enormes y la educación religiosa
contribuye a que las nuevas generaciones no se libren de tanta mentira.
Unas
horas después de su beatificación Juan Pablo II realizo su segundo
milagro, el asesinato de Bin Laden, así se proclamo entre vítores, si el
nuevo beato necesita para hacer milagros la intervención de los
sicarios de la CIA, temblemos esperando el tercer milagro.
MILAGROS RIERA
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