Pío IX y la infalibilidad papal
Mi Papa
favorito es Juan XX. Ese pontífice nunca existió. Mi Papa favorito es
uno inexistente, porque encuentro el papado abominable en sí mismo.
Abrogarse el título “Vicario de Dios en la Tierra” es una tremenda
arrogancia, y una gran oportunidad para la explotación de los más
débiles. Para mí, el mejor Papa es aquel que nunca lo fue.
Ha habido Papas notoriamente corruptos y
despreciables. En el siglo IX, por ejemplo, Esteban VI ordenó exhumar a
su antecesor, Formoso, y sometió a juicio al cadáver, imponiéndole como
pena la mutilación de su dedo. En el siglo XVI, un hijo del Papa
Alejandro VI organizó una gran orgía en el Vaticano, con las prostitutas
de Roma. En el período que ha venido a llamarse la “pornocracia”, en el
siglo X, gobernaron de facto las amantes de los Papas.
Pero, si tuviera que elegir al Papa más
ruin de la historia, ése sería Pío IX, en el siglo XIX. Los Papas que
anteriormente he mencionado fueron corruptos, pero básicamente su
corrupción fue para su propio deleite, sin hacer demasiado daño a sus
ovejas. Fueron pequeños déspotas, pero no tuvieron designios
totalitarios. En cambio, Pío IX ha sido el Papa que más se ha acercado
al totalitarismo. Pío IX perdió los Estados papales ante la naciente
nación italiana, pero quiso compensar su pérdida de poder imponiendo
reformas que hicieron de la Iglesia Católica una institución más
totalitaria.
A Pío IX debemos la imposición de la
doctrina de la infalibilidad papal, en 1870. Ciertamente, Pío IX no la
inventó. Ya desde hacía siglos, un sector de la Iglesia simpatizaba con
ella, y acudía a bases bíblicas como respaldo. En Juan 16:13 Jesús dice
que el Espíritu guiará a sus discípulos a la verdad (no menciona nada
sobre Papas infalibles), y en Mateo 28:20 dice que estará con ellos
hasta el fin del mundo (de nuevo, no dice nada sobre Papas infalibles);
pero, en fin, desde hacía siglos, se tomaba a esos pasajes como supuesta
prueba de que los Papas sí son infalibles.
No todos los católicos estaban
convencidos de esa doctrina. En los siglos anteriores, varios Papas
habían visto su peligro totalitario, pues dejaba abierta la posibilidad
de que, en un momento de disenso, cualquier Papa acudiera a ella,
incluso para derogar lo que concilios anteriores habían promovido. Pero,
Pío IX estaba decidido a imponer la doctrina, y se valió de muchas
artimañas para lograr su propósito. Sabemos esto, gracias a las
investigaciones de August Hasler, un sacerdote católico que tuvo acceso a
los documentos del I Concilio Vaticano, los cuales estuvieron sellados
hasta la década de 1970. Hasler publicó su investigación en un célebre
libro, Cómo llegó el Papa a ser infalible.
Según Hasler, Pío IX mostraba signos de
inestabilidad mental: perdía la memoria, e incurría en arrebatos
violentos, emocionales e irracionales, y sus allegados tenían dificultad
en relacionarse con él. Cuando se reunió el concilio para deliberar
sobre la doctrina de la infalibilidad, Pío IX se aseguró de que los
discursos no se pusieran por escrito, de forma tal que los deliberantes
no tuvieran oportunidad de leerlos y pensar detalladamente el asunto. El
Papa prohibió que los asistentes se reunieran en pequeños grupos a
discutir la doctrina entre ellos, impidió recesos en las sesiones, no
detuvo el concilio aún frente a un brote de malaria, y puso bajo arresto
a un obispo armenio que vehementemente se oponía a la aprobación del
dogma.
Al final, con estas tácticas de
intimidación, Pío IX prevaleció. Así, en 1870, se impuso una de las
doctrinas religiosas más totalitarias que han existido: si el Papa opina
X, pero yo opino Y, debo renunciar a esa creencia y abrazar la
promovida por el Papa, sin importar cuán absurda me resulte, pues el
Papa no puede equivocarse. Pío IX se anticipó varias décadas a la
pesadilla que narra Orwell en 1984.
Los católicos habitualmente tratan de
endulzar el asunto. Ellos alegan que, la infalibilidad papal no aplica a
todo lo que haga el Papa, sino sólo cuando habla ex cathedra sobre
aspectos doctrinales de fe y moral. En el pasado, dicen los católicos,
ha habido Papas que se han equivocado, pero eso no invalida la doctrina.
El Papa Honorio I, por ejemplo, llegó a enseñar la herejía monotelita
(Cristo tiene una sola voluntad); pero los católicos advierten que esto
no compromete a la infalibilidad papal, pues Honorio I no enseñaba ex cathedra, pues sus pronunciamientos monotelitas no eran formales.
Esto es cierto. Pero, históricamente,
antes de 1870, no estaba muy claro cuándo un Papa enseñaba algo
informalmente, y cuándo lo hacía ex cathedra. En todo caso,
tienen razón los apologistas católicos cuando dicen que, desde que se
impuso el dogma de la infalibilidad papal, sí ha quedado delineado
cuándo se habla ex cathedra y cuándo no. Hasta ahora, la única ocasión en la cual un Papa ha hablado ex cathedra fue en 1950, cuando Pío XII promulgó el dogma de la asunción de María.
Pero, el dogma de la infalibilidad papal
es una caja de Pandora. Hasta ahora, no ha habido un Papa megalomaníaco
que se valga de su condición para imponer doctrinas que la abrumadora
mayoría de los fieles rechace. Pero, la puerta ha quedado abierta para
que cualquier Papa sí pueda hacerlo, si así lo desea. Un Papa aficionado
a la ufología, podría imponer a sus más de mil millones de seguidores,
que los extraterrestres nos han visitado en el pasado y que han abducido
a profetas del antiguo Israel (Elías, fundamentalmente), y por qué no,
que los extraterrestres construyeron las pirámides de Egipto y las
líneas de Nazca (la infame tesis de Erich Von Daniken). Bastaría para
este hipotético Papa respaldar su opinión citando a Ezequiel 1:16
(ciertamente una interpretación muy forzada de ese pasaje bíblico, pero
no más forzada que los pasajes bíblicos que se utilizan para respaldar
la infalibilidad papal), promulgar la doctrina ex cathedra haciendo uso de la infalibilidad papal, y ¡voilá!,
los católicos tendrían ahora que aceptar los alegatos ufológicos, aun
si consideran absurda esa creencia (como seguramente, muchos católicos
considerarán absurdo, igual que ortodoxos y protestantes, que María fue
ascendida en cuerpo y alma al cielo, la única doctrina que ha sido
promovida acudiendo al recurso de la infalibilidad papal). Los
dictadores de 1984 estarían contentos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario